Entre el 3 y el 6 de agosto, muchos monclovitas y amigos vivimos una experiencia transformadora en la jornada mundial de la juventud en Lisboa, un encuentro de jóvenes de diferentes países de todo el mundo con el Papa Francisco, una visión de la universalidad de la Iglesia.
En nuestro caso, el viaje comenzó el 3 de agosto en el colegio mayor, desde donde nos desplazamos en autobús hasta nuestro alojamiento, cerca de la capital. Esa tarde, aprovechamos para visitar Lisboa, así como ir a un concierto fantástico.
El día 4 por la mañana aprovechamos para hacer turismo por Lisboa, mientras que por la tarde fuimos todos juntos al Vía Crucis con el Papa Francisco en la colina del encuentro, durante el cual hubo algunos testimonios que nos sirvieron para reflexionar. Ya sólo la puesta en escena mereció la pena. A continuación, hubo algunas actividades organizadas en torno al recinto del Vía Crucis, donde algunos participamos en una oración de alabanza, que incluía cánticos y bailes. Después de esto, muchos de nosotros fuimos a un concierto del grupo Reale, en el que lo pasamos genial. Finalmente, terminamos el día con un concierto de Hakuna muy entretenido.
El día 5, tuvimos que coger el saco de dormir y la esterilla porque esa noche era la vigilia en el “Campo da Graça”. Este día fuimos a Misa con varios jóvenes y después de comer, nos pusimos en camino hacía el lugar donde ocurriría la vigilia. Tras preparar los sacos de dormir y conocer a algunos de nuestros vecinos, llegó el momento de la vigilia. En ella, el Papa Francisco trató temas de gran importancia, dejando algunos pensamientos para la reflexión como “El único momento en el que se puede mirar a una persona de arriba abajo es para ayudarla a levantarse” o “Ustedes jóvenes, que quieren cambiar el mundo, no tengan miedo”. Tras esto, pudimos disfrutar de un rato de oración delante del Santísimo, conciertos, más oraciones de alabanza, ir a ver a algunos amigos o descansar un poco antes de la Misa del día siguiente.
El último día, el padre Guilherme nos despertó a las 6:30 am con un concierto innovador que mereció verdaderamente la pena, mezclando música y recordando frases del Papa de la vigilia del día anterior. Después de desayunar, asistimos a la Eucaristía que ponía fin a esta Jornada Mundial de la Juventud que ha sido tan increíble y especial, de la que solo pueden sacarse buenos momentos. Por eso, ya estamos animados para participar en la próxima JMJ en Seúl en 2027.
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